«Los gobiernos futuros de Ecuador y Perú tendrán la misma debilidad emanada de un presidencialismo con minoría legislativa. Y al no contar con la mayoría en congresos atomizados en varias tiendas políticas, la tentación del obstruccionismo legislativo es grande, dificultando la implementación de los programas comprometidos. Lasso apenas cuenta con 12 congresistas de su movimiento en el unicameral de 137 escaños y, en el caso de Perú, habría cerca de 11 partidos representados –con las bancadas de los candidatos al balotaje ni siquiera alcanzando el cuarto del Congreso–. Sin pactos legislativos, la fragmentación de la representación puede terminar dañando la gobernabilidad de sociedades con ciudadanías demandantes de derechos.» […]