«Como aquí, incrédulos espectadores acuden a la explicación de una conspiración externa articulada por extranjeros infiltrados. Es el ruido cognitivo respecto de una sociedad que fue retratada como la más resiliente de la región, en medio de la cadena de estallidos internacionales y que hoy está muy cerca de una explosión mayor. Y aunque las demandas son variopintas, desde las que vociferan el fin de los abusos hasta las que exigen transformación estructural del sistema, el mensaje es el mismo: la elite política se ha deslegitimado frente a la ciudadanía y ya los anuncios de respeto al calendario electoral no bastan para bajar los ánimos.» […]