«Incluso si el demócrata superara el derrotero judicial, la gobernabilidad no sería nada fácil. La lucha por el control del Senado, pieza clave del engranaje público, está equiparada, mientras en la Cámara de Representantes los republicanos acortaron la diferencia numérica con la mayoría demócrata. La influencia del trumpismo se hará sentir entre los congresistas. Es que Trump no es un accidente ni un fenómeno pasajero. Es más bien la respuesta a una parte considerable de Estados Unidos: la de los huérfanos de los valores tradicionales asentados en la ruralidad del “país profundo”, pero también de los perdedores de la globalización sin trabajo o subempleados, que salieron a votar presencialmente en masa el martes 3 de noviembre y que, a la luz de los resultados, representa casi la mitad de universo electoral.» […]