«Se sabía que vendría, pero no se previó. Desde que se iniciaron en Chile las recientes protestas, desmanes y represión consiguiente, ya se ha escrito mucho, a nivel nacional como internacional, sobre las causas del estallido. La mayoría de las crónicas y artículos de opinión coinciden en dos cosas: una, que había una olla de presión que estallaría en cualquier momento. Ahora todos dicen que era un estallido anunciado; y dos, que lo sucedido -que de hecho aún está en desarrollo y no acaba por concluir- tomó a todos por sorpresa. Mala cosa, porque los gobiernos deben ser capaces de analizar bien la realidad, y prevenir, anticiparse, a escenarios como este. Falta de inteligencia política, y visión prospectiva.» […]